¿Gallo madrugador o lechuza transnochadora?

Ni una cosa ni otra, o las dos. Un trastorno del sueño. Las puertas del desvelo llamaron a mí puerta a las cinco de la mañana. Maldije en silencio, pues hoy es un día importante para mí y debería estar lo más despejada posible. ¿Una siesta reparadora? Hoy es imposible.
Dentro de unas horas estaré perfectamente maquillada, peinada, con una manicura casera pero impecable. Si tengo que firmar libros no puedo presentar unas manos descuidadas. Schistttt un secretillo.
Ahora todavía soy una ama de casa, por unas horas pasaré el aspirador, cogeré el plumero, las camas… eso sí, sin olvidar de recitar una y otra vez mi presentación. Pero a partir de recoger la cocina, me convertiré en la “otra”…
Por momentos sufro de trastorno bipolar, nunca se dónde empieza Rosi y acaba Lucía o viceversa. Pensé que sería cuestión de acostumbrarme.
Desde hace unos minutos sufro de una sensación opresiva de pecho, un leve dolor que irradia hacia el brazo izquierdo…
Ufff siento como que me falta el aire, una sensación de fatiga…
¡Ay, leches que yo creo que esto se va a tratar de un infarto agudo de miocardio!
Me han dicho que me relaje… que respire suavemente y que no piense en nada.
Vale, vale… me quedo tranquila. Cierro los ojos y…
¡Ostras! Qué me he dormido. Ay madre, ¿Cuantas horas quedan para las siete?
Se nota que estoy tranquilita, ¿eh? Bueno compañeros… mañana os contaré con todo lujo de detalles. “La crónica de una muerte anunciada” Besitos… y que paséis un buen día… ( yo tambien lo intentaré)