LOS INNOMBRABLES EN UN DÍA COMO HOY
Mi querido niño, hoy 11 de Marzo compartes cumpleaños con una de las mayores lacras de nuestro país, la página negra de esta época… ellos “los innombrables” quisieron poner nombre y apellidos a una larga lista que con el paso del tiempo ha ido creciendo por las secuelas que dejaron en aquellas vías de tren.
Cada día intento darte alas para volar, para que cumplas tus sueños… sin embargo en la sombra siempre están ellos… ¡los innombrables que cortan esas alas y esos sueños!
Hace casi seis años cuando entré a trabajar en la residencia, me presentaron a un hombre que había sido víctima de sus ataques. Al presentarme, me miró e intentó hablarme, pero solo consiguió balbucear.
La explosión de aquella mañana había afectado a su lenguaje y a la mitad de su cuerpo, solo podía mover un brazo y una pierna.
Para no perder la media libertad que la vida le había dado por derecho se apoyó en el coraje y en una silla de ruedas, que le permitía seguir estando presente junto a sus mutiladores, cuando al alba de cada día pasaba lista.
Una noche no lo encontré como siempre acostado a la hora de costumbre, se hallaba sentado frente al escritorio que comparte con él la habitación y me invitó a que leyese lo que estaba escribiendo… poco se imaginaba él la amistad que mantendríamos con el paso de los años.
Le gusta mucho la historia, y siempre escribe sobre los reyes que han reinado en nuestro país, yo cada noche aprendo algo nuevo con él, porque como costumbre he cogido que siempre voy a visitarlo durante diez minutos al inicio de cada guardia nocturna.
Me espera con impaciencia ya acostado sobre su cama, y cuando entro sigilosamente por si estuviese durmiendo, me señala con el dedo, sus cuadernos que inevitablemente ocupan su escritorio.
Podía ser compañero nuestro, y dedicarse como todos nosotros a su profesión, y en sus momentos libres a escribir, pero “los innombrables” decidieron aquel día, como muchos otros a vestir de luto nuestra historia.
Aún así tuvo más suerte que muchos de sus compañeros y es que él puede decir que está vivo… un día le pregunté dónde había nacido.
-¡Cae! Me contestó con mucha dificultad para expresarlo.
-¡Anda de Cádiz! Entendí yo…
Y él se puso un poco agresivo. Siempre se altera cuando no consigue expresarse con la suficiente claridad para que le entienda su interlocutor del momento.
-¡Tranquilo! A ver estamos aquí en Madrid, señalé en un mapa imaginario sobre la cama, ahora esto es el Norte, Sur, Este y Oeste…
-No me dio tiempo a más explicaciones, me cogió la mano y me llevó a la parte de ese mapa que yo deduje que era Extremadura.
-¡Cae, cae!
Para evitar su desesperación, me arriesgué y dije ¡Cáceres!
-¡I, I! Me gritaba abrazándome y riéndose a carcajadas como un niño…
Y hace un mes, cuando vi su maleta preparada para pasar unos días con su familia, me sentí contenta, y más cuando me contaron que iba a conocer a su primer nieto que había nacido unos días atrás.
-¡Mía, Mía! Fueron sus últimas palabras que me dijo hace un mes… y señalaba unas gafas de sol.
- ¿No me digas que te han comprado unas gafas de sol?
-¡I, I! -Exclamaba todo contento, enseñándome tan preciada joya.
-Huy, huy, que vas a llegar al pueblo, como todo un “pijo de Madrid”.
Y se rió a carcajadas como un niño…
No perdió la vida, pero sí instantes de ella… instantes de estar con su mujer, con sus hijos, sus nietos, sus amigos…
Ahora estoy en un balcón, acabo de contemplar un amanecer maravilloso y he querido preguntar a cientos de padres y abuelos que comparten sus risas con hijos y nietos, el porqué de esta sinrazón.
En la calle se respira la vida entre gritos y alegrías, y me pregunto yo:
¿Se les habrá pasado por la imaginación a estos “innombrables” la mínima posibilidad de hacernos callar a todos?
¡YO CREO QUE NO!
Y entre el bullicio de la gente que está en la calle, creo escuchar:
¡YO TAMPOCO!
¡YO TAMPOCO!…
Un día triste sí, demasiado para algunos como el protagonista de tu historia. Pero la vida sigue, y los cumpleaños se suceden...Felicidades para ambos Rosi. Un beso.
ResponderEliminarGracias Paloma.¿ La vida sigue... pero a qué precio para algunos?
ResponderEliminarDesde aquí, desde mí rincón quiero darles un beso a todas las victimas y familiares. Y pensar qu yo pude ser una de ellas... mi esposo viajaba en el tren anterior...y no lo olvidaré mientras viva.
Hermoso, tierno y dramáticamente real lo haces parecer con tu pluma sabia. Este no te lo había leído y te felicito, no como tu amigo, sino como el buen lector que pretendo ser. Sigue escribiendo aunque yo gaste mucho en mis galletas chocochips. LAVA
ResponderEliminarGraciasssssssssssss... Jo, que hasta me voy a emocionar ahora yo. Mil gracias de nuevo.
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