miércoles, 12 de enero de 2011

LA BAILARINA


La Bailarina

Como cada noche, peinó sus cabellos dorados suavemente. Maquilló sutilmente sus ojos azules y un ligero brillo hizo resaltar sus carnosos labios.

Se ciñó el traje ajustado a su cuerpo, dejando al descubierto un pequeño escote. Calzó sus zapatillas de baile, atándose los cordones blancos a sus tobillos.

Y como cada noche, cientos de personas aclamaron su salida al escenario. Sus manos nacaradas acariciaban el aire. Se mecía suavemente y encima del tablado dibujaba filigranas con su cuerpo, recorría en puntillas, ágilmente, serena a veces, otras en cambio altiva que en vez de usar pies, usara alas.

Los cambios de luces con mil colores se reflejan en su precioso vestido, ahora blanco, ahora rosa, ahora plata… y sigue bailando, toda ella trasmite sensibilidad, elasticidad y sigue abrazando su cuerpo ahora en espiral, y quiere acariciar las estrellas del cielo con la punta de sus dedos.

Todos caen rendidos a sus pies…aplausos al unísono de voces, gritando “Bravo, bravo”. Ella es arte y lo sabe, sonríe tímidamente oteando el horizonte, intentando ver un rostro conocido, pero cada noche él público es distinto.

-¡Ivanka, sal de nuevo al escenario… el público te aclama! Sus compañeros de profesión la alientan a salir de nuevo.

Se cierra el telón, aún puede escuchar el sonido de los aplausos cuando se aleja de allí.

Aparta de su lado la tristeza y como cada noche al acabar su función, se refugia en el silencio y escribe una carta a la niña que le espera al otro lado del océano.

Mí querida niña: Mamá de nuevo esta noche se ha convertido en un ángel, he volado muy alto, pero no tan alto como quisiera y poder llegar hasta a ti.

A veces imagino que te tengo en mis brazos mientras bailo, y te arrullo cantando una nana, como cuando eras un bebé. Es un sabor amargo, el saber de la distancia que nos separa, pero el baile es tu suplente, por ello puedo enviarte dinero a ti y a la abuela que te cuida con tanto mimo como yo lo haría.

Mañana haré lo mismo que hoy, y pasado mañana, y así borraremos los días que nos quedan para de nuevo estar juntas.

Sal al parque, mira los pájaros, admíralos tanto como puedas, porque ellos te pondrán alas y volarás alto muy alto… y tal vez en un futuro no muy lejano, nuestros abrazos sean una realidad.

Con gesto contraído, sin lamentos y una sonrisa entreabierta en sus labios, cierra el sobre y con esperanza, lo reposa suavemente sobre la mesa, para que al día siguiente pueda echarla al correo, y dulcemente se refugia en sus sueños.

* * *

Las campanadas del reloj suenan acompasadas, alterando el silencio de la noche. El fuerte dolor en la rodilla de Ivanka, ha hecho que esta despierte sobresaltada, sus manos ahora encallecidas por el duro trabajo, han acariciado de nuevo la cicatriz que parece querer estallar, y el reflejo de sus pupilas se posa en su rodilla.

-¡Parece que mañana va a llover! – Dice en un susurro que sólo ella escucha. Atrás quedaron sus sueños, una caída al volar, un suspiro, un lamento y un eterno callar.

Ya no es arte, ya no es ave, y con orgullo vencido se despide de sus aplausos, todos despiden a esa carita de Ángel. Cae el telón en la noche y la almohada se empapa con la amargura de las lágrimas. Se abren las puertas del teatro del alba y el sol anuncia el inicio de una nueva función.

3 comentarios:

  1. Es algo que no te había leído… muy bonito y te felicito. Fue un verdadero placer leerlo. LAVA

    ResponderEliminar
  2. Con gran placer, descubro tu página y te devuelvo la visita.

    Saludos.

    ResponderEliminar