jueves, 17 de febrero de 2011

REFLEJO DEL ALMA


13:40 de un 13 de agosto… viernes para dar más pistas. No soy supersticiosa, al contrario todo lo bueno que me sucede en la vida, tiene de común el número 13.

No estás tranquilo, noto como tus prisas por querer llegar a este mundo, están haciendo mella en mi cuerpo… él médico al principio no ha querido ni mirarme, no estamos dentro de las fechas, pero he insistido… eres mi segundo bebé y ya algunos detalles no se me escapan como la primera vez.

Insisto en que estás a punto de llegar y, sonríe mirando al papá… seguro que esa mirada es bastante significativa… pero mi instinto femenino no me falla esta vez, y efectivamente luego son prisas…

Llamadas de teléfono se suceden una tras otra, para preparar el quirófano, para darme una cama.

La naturaleza a veces por no decir siempre es mucho más sabia que la pericia de algunos doctores y allí estás tú… empujando hacia la vida… unos sudores fríos me acompañan en algún momento pese a ser mediodía de un caluroso día de agosto.

Aún conservo el ánimo, pero los dolores van aumentando por momentos. (Todavía no existía, esa maravilla que se llama “epidural”)

Ya semiacostada en la camilla del paritorio, tengo a mi lado siempre al futuro papá, está vestido con su bata estéril, y no sabe dónde poner sus manos… porque tengo los brazos llenos de cables de los monitores, sueros que gota a gota nos van dando un último aliento en estos momentos difíciles .

A veces me das un momento de respiro y descanso plácidamente casi diría que sueño contigo, y aguardo la contracción siguiente.

Y de pronto escucho la palabra mágica…” empuja” … “empuja” ya veo la cabeza del niño… y respiro profundamente… dentro de unos minutos habrá acabado todo, cierro los ojos, y empujo de nuevo… ahora no veo a nadie, no siento a nadie…solo sé que me separaran de ti, que ya serás una persona independiente, y noto un gran vacío… mientras el Doctor te saca con muestras de júbilo, y te limpian las mucosidades para que tu llanto se escuche alto y claro en aquella fría estancia.

Papá ríe nervioso, y yo… solo te miro… quiero empaparme en ese bello recuerdo… me miras con esos grandes ojos, que hice para ti, y noto tu pequeño cuerpo encima de mí… me buscas y yo te busco a ti.

Ha llegado el momento de cortar nuestra unión y lloro… no de dolor, sino de pensar que ya no eres mío, que aquí se acaba nuestra unión.

Y tu manita acaricia mi pecho… y te sonrío… sí, porque he visto el reflejo de tu alma en la mía… somos dos almas en un mismo cuerpo.

Y hablo con papá… le digo, que eres el niño más guapo del mundo, y él me contesta que tengo toda la razón del mundo. (Bueno por una vez me da la razón a la primera)

Pero tu carita se gira, siempre que hablo yo y nos dice el Doctor, qué no lo saben con seguridad pero un bebé siempre vuelve la cara hacia una voz femenina, estará acostumbrado a escuchar la voz de la madre.

Estamos agotados y empezamos nuestra aventura… juntos empezamos a vivir uno al lado del otro.

Y así como un libro con páginas en blanco, hemos ido escribiendo palabras… con silencios, con llantos, con risas.

¡Juntos 15 años!… este fin de año te envié un sms.

Feliz año cariño, perdóname por no poder estar contigo esta noche. ¡Te quiero!

Y me hiciste la madre más feliz del mundo, cuando recibí tu contestación…

“Mami, tú siempre estás conmigo”

6 comentarios:

  1. Qué tierno Rosi, qué bonito es sentir el amor de los hijos. Pocas cosas son comparables. Un beso Paloma

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  2. Los hijos son el mejor regalo que nos puede hacer la vida... Y "madre" es la palabra más bonita.
    Un besito Paloma y mil gracias por releerme.

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  3. todas las que hemos vivido la maternidad , hemos revivido la esperiencia contigo, un fuerte abrazo.

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  4. Muchas gracias Mariam revivir esos momentos nos hace especiales. Un besito.

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  5. Yo no soy padre y mucho menos madre, obviamente, pero si como hijo leyera esto dicho por mi madre, soltaría el llanto de la emoción, provocada por su amor tan bellamente expresado. Que orgulloso se ha de sentir Yago de tener una madre como tú. Casi haces que se me atore la galleta y te felicito esta vez no como la escritora que eres, sino como la gran madre que tengo el gusto de conocer. Te mando trece aplausos, trece besos y trece rosas también. LAVA

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  6. Joer que me vas hacer llorar... querído amigo. Se me está ocurriendo algo, que a lo mejor te gusta compartir conmigo... ahora te cuento... un besitooo y trece gracias...

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